Desde nuestra salida de Chiang Mai, lo único que hicimos fue visitar ciudades muy temprano o llegar a ellas muy tarde para descansar de los largos viajes para cubrir las distancias entre el norte y el sudeste tailandés.
Nuestra primera parada fue Sukhotai, a media tarde llegamos a la ciudad vieja, donde un monzón como no habíamos visto hasta ese día nos recibió nada más coger la habitación en la Old City Guesthouse, nos dejaron dos paraguas y dimos una vuelta antes de cenar en un local de madera algo deteriorado, no había gran cosa por lo que cenamos unos diminutos platos de noodles con pollo. Al salir de ahí, en los puestos callejeros nos compramos unas salchichas y algo de fruta antes de regresar a nuestras habitaciones a descansar, ya que al día siguiente queríamos visitar la ciudad vieja con las primeras luces del alba.
Nuestra primera parada fue Sukhotai, a media tarde llegamos a la ciudad vieja, donde un monzón como no habíamos visto hasta ese día nos recibió nada más coger la habitación en la Old City Guesthouse, nos dejaron dos paraguas y dimos una vuelta antes de cenar en un local de madera algo deteriorado, no había gran cosa por lo que cenamos unos diminutos platos de noodles con pollo. Al salir de ahí, en los puestos callejeros nos compramos unas salchichas y algo de fruta antes de regresar a nuestras habitaciones a descansar, ya que al día siguiente queríamos visitar la ciudad vieja con las primeras luces del alba.
Visitar el parque arqueológico de Suthotai es ver de nuevo un entorno declarado patrimonio de la humanidad por la UNESO, nosotros alquilamos unas bicicletas y estuvimos hasta las 11.30 recorriendo los diferentes Wats, están divididos en tres zonas, la sur, norte y noreste y en cada una hay que pagar 110 bath, nosotros no pagamos en ninguna, porque hay carreteras que pasan por los Wats, por lo que das un pequeño rodeo y pasas por el mismo sitio por donde te iban a hacer pagar.
A las 12.00 ya estábamos en un tuc-tuc hacia la estación de autobuses de la ciudad nueva de Sukhotai, hacia Phitsanulok, donde nos recorrimos sus calles en todos los medios de transporte posibles para intentar llegar al sur desde esa ciudad: taxi, tuc-tuc, estación antigua de bus, estación moderna de bus y finalmente llegamos a la estación de trenes desde donde salía un tren hacia Lopburi, un agradable viaje en tren y llegada a ese pueblo lleno de monos que te hacen ir mirando hacia arriba constantemente. No hay mucho que visitar y, para pasar una noche de descanso, se puede utilizar como vía alternativa a pasar por Ayatthuya si previamente se ha visitado esa ciudad al subir hacia el norte.
A las 12.00 ya estábamos en un tuc-tuc hacia la estación de autobuses de la ciudad nueva de Sukhotai, hacia Phitsanulok, donde nos recorrimos sus calles en todos los medios de transporte posibles para intentar llegar al sur desde esa ciudad: taxi, tuc-tuc, estación antigua de bus, estación moderna de bus y finalmente llegamos a la estación de trenes desde donde salía un tren hacia Lopburi, un agradable viaje en tren y llegada a ese pueblo lleno de monos que te hacen ir mirando hacia arriba constantemente. No hay mucho que visitar y, para pasar una noche de descanso, se puede utilizar como vía alternativa a pasar por Ayatthuya si previamente se ha visitado esa ciudad al subir hacia el norte.
A la mañana siguiente un breve paseo por Lopburi y de nuevo una maratoniana jornada hacia la frontera camboyana, primero paramos en Saraburi para coger un autobús que nos dejó en Sae Kaeo, y al sprint otro que, ya sí, nos dejaba en Aranya Prathet, donde se encuentra el puesto fronterizo. Toda una aventura el paso a pie desde Tailandia a Camboya.
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