Ya
habíamos llegado al ecuador del viaje, cuando dejábamos la ciudad
de Chiang Mai e íbamos hacia la ciudad de Sukhothai, con el objetivo
de cruzar la frontera de Camboya en un par de días.
Las tres noches y cuatro días en la
ciudad de Chiang Mai fueron muy intensas, partiendo de que llegamos
a las 2.00 de la madrugada desde Ayutthaya en ese primer día o mejor
dicho, esa primera noche, en esos primeros momentos no sabíamos si
pasar la noche en la estación de autobuses o intentar coger una
habitación a esas horas en el centro de la ciudad, al final cogimos
un tuc-tuc y al llegar a la puerta sur de la ciudad antigua estábamos
completamente perdidos, al final pasamos a la recepción de un hotel,
estaba cerrada, pero le preguntamos al guardia de seguridad si
podíamos pasar allí lo que quedaba de noche hasta que amaneciese,
nos dejó y allí tumbados en el suelo hasta las 7.00 de la mañana
descansamos lo que pudimos.
Nada
más levantarnos Omar ya tenía reservada una habitación en White
House Guesthouse, muy cerca de donde habíamos pasado la noche, nada
más llegar a la habitación Blas y yo caímos rendidos en la cama,
serían las 8.00 de la mañana, mientras tanto Omar se fue a ver los
numerosos templos de Chiang Mai, para evitar las horas de más calor,
lo que hicimos Blas y yo sobre las 11.00, estando todos juntos de
nuevo para comer.
La
tarde de ese primer día la utilizamos para caminar por la ciudad
antigua de Chiang Mai y reconocer un poco la segunda ciudad más
grande de Tailandia, una agradable charla en una terraza de un
restaurante orgánico y de regreso al hotel, una cena antes de irnos
a la cama.
El
segundo día alquilamos unas motocicletas, queríamos ir al templo y
al parque nacional de Doi Suthep-Pui, un agradable paseo en moto de
ascensión al templo y una visita a dos poblados Hmong nos llevaron
todo el día, comiendo en el primero y tomando café en el segundo.
Por
la noche dimos un agradable paseo por la ciudad en las motos
alquiladas esa mañana, aprovechando para darnos nuestro primer
masaje tailandés antes de cenar y contratando una ruta de senderismo
para el día siguiente.
El
tercer día fue un auténtico fracaso, contratar un paquete para
turistas es siempre una decepción, es caro, es malo y nunca se tiene
la libertad para esperar a encontrar por uno mismo lo que te depara
un viaje por una cultura muy distinta a la propia, además de no
merecer nada la pena ver cómo tienen domesticados a manadas de
elefantes o pasar por rutas adaptadas a familias con niños, pero de
esa manera ya comprobamos que no merece la pena reservar nada de
antemano.
Por
la noche dimos una vuelta por las calles de Chiang Mai, la zona
turística está repleta de pubs con chicas asiáticas como reclamo
para que tomes algo o “quizás” algo más y dentro de ese
complejo de bares, pub y locales de alterne, un ring de lucha
tailandesa. Así que lo vimos y nos marchamos para la guest house a
descansar, ya que al día siguiente comenzaríamos nuestro recorrido
hacia el sudeste intentando llegar a Camboya en un par de días.
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